Hoja de ruta
Fase 1. El traslado.
Ponerse en movimiento. Implica el salir de la comodidad y seguridad de una geografía conocida para exponerse a otra agreste y con códigos propios.
Fase 2. Exponerse a la intemperie.
Escuchar las voces de la tierra. Implica el riesgo de lo desconocido y la experiencia del despojo y sus consecuencias en un estado natural.
Fase 3. La identificación.
Redescubrirse y re-naturalizarse. Implica entenderse como parte de un Todo que nos trasciende y a la vez cobija. La geografía y el espectador/actor son soporte de la propia obra.
Fase 4. La purificación.
Reorganizar los esquemas mentales eliminando todo aquello innecesario o destructivo. Implica una trasformación y una nueva cosmovisión. Desde lo técnico implica el sentido profundo de la obra efímera como una especie de pacto casi secreto con el espacio natural intervenido.
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